Struffoli

Pocos platos tienen un significado tan evocador como los struffoli, sobre todo en tierra napolitana. Estas bolitas dulces, recubiertas de miel y virutas de colores nos llevan directamente a la Navidad, y constituyen un piscolabis perfecto para el final de las comidas, o para las tardes en los días de fiesta, para disfrutar bolita tras bolita y quizá acompañarlas de una copita de vino dulce. Las struffoli fueron introducidas por los griegos en la Antigüedad, cuando Parténope formaba parte de la Magna Grecia. De hecho, se dice que la etimología de la palabra struffoli deriva de "strongoulos", que significa "redondeada", y todavía hoy en día, en Grecia, se prepara un dulce muy similar, pero con las bolitas un poco más alargadas, que reciben el nombre de "loukoumades" (golosinas). En Italia, este dulce se ha extendido por toda la zona meridional y central, con pequeñas variantes, así como en el Lazio y el Abbruzzo, donde recibe el nombre de Cicerchiata, por su forma circular. En Basilica y Calabria la han llamado cicerata, mientras que en Sicilia solo han perdido una f, convirtiéndose en Strufoli.

Ingredientes

  • Para la masa:
  • 500 g de harina
  • 100 g de azúcar
  • 30 g de mantequilla
  • 4 huevos
  • 1 vaso de licor Strega
  • 1 pizca de sal
  • pile rallada de 1 limón
  • Para la guarnición:
  • 200 g de miel
  • 1 sobre de virutas de colores
  • 1 sobre de virutas alargadas de colores
  • 50 g de naranja, cedro y calabaza confitadas
  • 4
  • 2 horas
  • Medio
  • Postres

Preparación

1

Para hacer las struffoli, poner en un recipiente grande todos los ingredientes de la masa, revolviendo hasta obtener una masa esponjosa y compacta. Posteriormente, dejar reposar la masa en la nevera, cubriéndola con papel film.

2

Luego, hacer bolas del tamaño de un puño, a partir de las cuales se formarán tiras, que, a su vez, se dividirán en trocitos, obteniendo pequeñas bolitas. En esta fase, el secreto es no trabajar demasiado la masa para obtener las tiras de pasta, evitando así que las bolitas exploten mientras se están friendo.

3

Posteriormente, las bolas se fríen en aceite de semilla de cacahuete a una temperatura de 140 ° C, hasta que se doren.

4

Escurrir el exceso de aceite sobre papel absorbente y dejar enfriar por completo.
Se aconseja freír pocas bolitas de una vez, a fin de poder controlar mejor la cocción y que no baje en exceso la temperatura del aceite.

5

La fase de adición de la miel es muy importante, pues es la que aportará el dulzor a la preparación, y, al mismo tiempo, envolverá las bolitas acabadas de freír, conservando su frescura, para que las struffoli puedan guardarse durante largos períodos de tiempo, incluso más allá de las fiestas navideñas. Primero, se debe licuar la miel, calentándola a fuego lento, procurando no caramelizarla para que, una vez enfriada, no se nos quede un bloque de miel dura. A continuación, poner la miel en una cacerola de acero de fondo grueso y llevarla a ebullición a fuego lento. Cuando comience a hervir, apagar el fuego y esperar unos minutos. Posteriormente, vertir sobre las struffoli que previamente se habrán colocado en un recipiente grande y práctico, de forma que, removiendo con una espátula, la miel se distribuya bien sobre todas las struffoli. A continuación, ya se puede poner la mitad de las virutas y las frutas confitadas.
Es muy importante añadir también la mezcla de naranja, cedro y calabaza (esta última es esencial) de forma que se distribuya por toda la masa.

6

Con la miel todavía caliente, emplatar las struffoli en un plato grande, dibujando una forma de corona (colocando un vaso en el centro que se sacará al final) o de pirámide. Decorar con las virutas restantes - las diavulilli - y las frutas confitadas. Si se desea, se puede completar la decoración con hinojo, o con cerezas confitadas.